lunes, 6 de octubre de 2014



AMELIA BLOOMER





Aunque hoy en día muchos sólo recuerdan a Amelia Bloomer como la creadora de una moda revolucionaria en su época, los bloomers – conocidos en español como pantalones bombachos -, Bloomer fue también una incansable defensora de los derechos de la mujer en una sociedad para la que una mujer era sólo el pilar de la familia, y trataba de dejar en un segundo plano sus facetas culturales, creativas, políticas o trabajadoras.

Merece la pena conocer un poco más sobre esta sobresaliente mujer, que no sólo luchó por las mujeres desde un punto de vista social, sino que incluso intentó cambiar la rígida moda victoriana por prendas más cómodas y apropiadas para las diferentes actividades a las que la mujer se estaba incorporando.







La activista por los derechos de las mujeres, Amelia Jenks Bloomer nació en Homer, New York en 1818. Cuando tenía 22 años se casó con el abogado norteamericano Dexter Bloomer, quien la animó a defender sus ideas a través de su periódico The Seneca Falls Courier y a colaborar activamente en la defensa del sufragio femenino y los derechos de las mujeres a través de oranizaciones femeninas del área de Seneca Falls, llegando a participar en la famosa Seneca Falls Convention en 1848 (esta convención paso a la posteridad por ser la primera en la que se defendieron los derechos de la mujer en todos los ámbitos sociales y de la que salió el documento Declaration of Sentiments, donde se recogían los puntos fundamentales acordados en esa reunión)



                                                   


En Enero de 1849, animada por Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony - otras defensores de los derechos de la mujer, comenzó a publicar su propio periódico The Lily, una publicación completamente dedicada a la mujer y a sus intereses y desde donde intentaba enfocar los temas femeninos – educación, disciplina, moda y sufragio – desde un punto de vista reformista, reclamando un papel más destacable e igualitario de la mujer en la sociedad.

En 1850. a través de su periódico, presentó un nuevo estilo de vestuario para las mujeres “activas” inspirado en los trajes tradicionales turcos. La presentación de sus pantalones para mujeres provocaron una oleada de indignación entre la sociedad e insultos de la prensa – de hecho existe la expresión “making a bloomer “que podría traducirse como meter la pata, cuyo origen fue la presentación de los citados pantalones y que toma el apellido de Amelia como parte de la expresión.



                               



Estos pantalones eran como unas enaguas largas, flojas y ligeramente hinchadas que se estrechaban en el tobillo; sobre ellas iba una falda más corta que las habituales faldas victorianas. Aunque el diseño desde el punto de vista estético puede resultar discutible, lo cierto es que resultaban cómodos y fueron la antesala de los pantalones para uso femenino.



                                                    


Fueron muchas las mujeres que se atrevieron a usarlos, a pesar de ser ridiculizadas y de las burlas que tuvieron que soportar; algunas los usaban por el convencimiento de que representaban un avance para la comodidad de las mujeres lejos del encorsetamiento que imponía la moda victoriana; otras lo hicieron por reivindicación, usando los“bloomers” como un símbolo de la igualdad de derechos de la mujer.

Pero fueron las feministas las primeras en dejar de usarlos, ya que pensaron que los bloomers estaban desviando la atención de sus reivindicaciones y tenían miedo no ser tomadas en serio por sus ideas.



                                                    



Así, el bloomerismo – termino acuñado en la época para denominar esta moda – fue perdiendo adeptos, pero sorprendente mente volvió para convertirse en todo un fenómeno representante de lo moderno, en 1890, con la llegada de la “fiebre de la bicicleta”, ya que era mucho más cómodo montar en bici con bloomers y no con faldas. Eso sí, su renacer trajo consigo alguna variación estética, como un tejido más adecuado, como el tweed, y la supresión de la falda superpuesta.

Después del revuelo causado por los revolucionarios pantalones, Amelia y su marido se mudaron a Ohio, donde él publicó Western Home Visitor y ella vendió su The Lily. Un par de años después se mudaron a Iowa; pero en ambos lugares y a pesar de no tener ya su propia publicación Amelia Bloomer siguió participando activamente a favor de los derechos de la mujer y colaborando con grupos y asociaciones sufragistas. Murió el 31 de Diciembre de 1894 en Council Bluffs, Iowa.


LEVI STRAUSS ,JACOB DAVIS
Y
LOS TEJANOS’ LEVI’S







Originalmente ideado y usado como prenda de trabajo, los pantalones vaqueros revolucionaron la forma de vestir de todo el mundo a partir de la década de 1950, que se impusieron como prenda juvenil.

Se trata de un tipo de pantalón hecho con un tejido de algodón muy resistente llamado mezclilla o denim. Aunque el primer antecedente de las prendas vaqueras aparece en Génova (Italia) en el siglo XII, los pantalones vaqueros, tal y como los conocemos hoy, se desarrollaron en EEUU a finales del siglo XIX.

Levi Strauss era por aquellos tiempos un comerciante que vivía en San Francisco, que pensó en utilizar las lonas usadas en la manufactura de tiendas de campaña para fabricar ropas de trabajo a los mineros. Tenían que ser prendas que resistieran la vida a la intemperie y el peso en los bolsillos del mineral encontrado.

En un principio eran todas del color marrón usado para las tiendas y sin bolsillos traseros. Pero uno de los clientes de Levi Strauss, un sastre originario de Letonia llamado Jacob Davis, hastiado de comprar tela para remendar los pantalones rotos, pensó en reforzarlos con remaches de cobre en algunos puntos de especial tensión, tales como los extremos de los bolsillos o la base de la bragueta, y a si mejorar los pantalones conocidos por aquel entonces como ‘Waist overolls’.

Como Jacobs carecía de dinero para patentar la idea, le propuso a Levi asociarse comercialmente. Levi aceptó y el 20 de mayo de 1873 recibieron la patente. Así nacieron los Levi’s 501, los pantalones vaqueros más icónicos y más vendidos del planeta.

Ambos se asociaron para crear los primeros pantalones ‘tejanos’ Levi’s, pero no fue hasta 1880 cuando el químico Adolf von Baeyer obtuvo un colorante azul para que el vaquero adoptara su color insignia.

A partir de la década del 50, se hicieron populares entre los ADOLESCENTES, especialmente entre la subcultura GREASER, termino dado a la clase trabajadora urbana, al ser usados como signo de rebeldía, ya que no eran permitidos en los cines, eventos o en las iglesias.

El giro hacia la aceptación social fue gracias a Hollywood y al Rock & Roll, ya que cuando Elvis, James Dean y Marilyn Monroe comenzaron a lucirlos, la locura se desató.

Desde ese momento, las tendencias los fueron adaptando, pero sin dejar nunca de lado su color azul índigo, sus remaches y sus 5 bolsillos.

De aquella época aún se conserva un modelo de vaquero, conocido popularmente como el ‘XX’, que se encuentra cuidadosamente guardado en las oficinas de Levi Strauss en San Francisco. Estos ‘jeans’ datan de 1879 y se calcula que su valor de mercado rondaría los 150.000 dólares.



Un clásico


Las cosas han cambiado mucho en estos 140 años. Levi’s Strauss ha evolucionado desde un pequeño almacén hasta un gigante de la moda con presencia en más de un centenar de países: ya no se limita a fabricar pantalones para hombres y sus productos se venden en miles de tiendas en todo el planeta, lo que le permite generar un volumen de negocio cercano a los 4.000 millones de euros al año.

Desde que Strauss y Davis registraron su patente, la compañía ha vendido más de 200 millones de pantalones vaqueros, pasando de ser un uniforme de trabajo a la prenda de moda más usada en el planeta.