GABY AGHION
Nacida en Alejandría , Egipto, la hija de un director de la fábrica de cigarrillos, diplomada en ciencias políticas y conoció a su esposo, Raymond Aghion (1921-2009), cuando ambos tenían siete años de edad, en la escuela primaria. Él nació en una familia acomodada de los exportadores de algodón, pero aparecen los primeros indicios de la conciencia social que más tarde le pondrían en el exilio político. Gaby y Raymond, ambos judíos, se casaron a la edad de 19 años. La pareja se mudó a París en 1945. En París los Aghions gravitaron hacia los artistas, llegando a acercarse a los escritores Louis Aragon , Paul Éluard y Tristan Tzara y artistas como Picasso . Gaby lanzó Chloé en 1952. Raymond abrió una galería de arte en el año 1956, especializada en arte moderno .
Según el sitio web de Chloé, Aghion rechazó la rígida formalidad de 1950 de la moda y ha creado ropa suave, femenina, con de telas finas, y los llamó "lujo prêt-à-porter". Pionera en su tiempo, que estaban muy bien hechas. Ella estableció su taller en un cuarto de servicio por encima de su gran apartamento. En 1953, Gaby Aghion unió fuerzas con Jacques Lenoir - quien llevaba el lado del negocio y ella llevaba el lado creativo. El dúo puso el primer show de Chloé en 1956 en un desayuno en el Café de Flore , el epicentro de jóvenes parisinos intelectuales de los años 1940 y 1950.
Aghion, ahora retirada de la vista del público, dijo: "Todo estaba aún por inventar, y eso me emocionó". Aghion contrató a Karl Lagerfeld a principios de su carrera, y otros diseñadores de moda emergentes. Su hijo, Philippe , recuerda a Lagerfeld venir a la compañía a mediados de la década de 1960: "Cuando él llegó de la casa Jean Patou , Karl era una persona tímida. Él y mi madre hicieron un equipo fantástico. Él entró en el espíritu de Chloé ".
Aquí os dejo una pequeña muestra de los esbozos de las piezas más emblemáticas de la firma en el paso del tiempo:

Empezó a deslumbrar con el diseño de las primeras camisas con cuello y mangas de seda, camisetas con clichés californianos, vaqueros de cintura alta acompañados de los famosos bolsos Paddington… Más adelante, apostó por los bolsos bandolera con un estilo más sobrio y moderno. En 2006, Phoebe Philo propone un estilo de blusa virginal jugando con la transparencia y la elegancia del género. Al mismo tiempo, llegaron los “wedge shoes”, zapatos con plataformas de madera que causaron furor entre todas las chicas. En 1978, Karl Lagerfeld diseñó el vestido largo llamado “Galaxie”, de finos tirantes pintados con hojas de colores simulando la naturaleza en la noche. Llega el invierno y apuesta fuerte por la introducción del beige en la colección 2009-2010.
Nace el modelo XXL de bolso, el “Silverado”, uno de sus “best sellers”. El siguiente diseño, el famoso vestido violín, gran tributo a la feminidad y a las curvas de la mujer, una pieza única bordada con perlas e hilo de oro. Llega el bolso sobre de terciopelo bordado con abanicos de plata emulando la belleza flamenca con la fotografía de Albert Watson en 1979.
Gaby Aghion continuó llevando la casa hasta 1985, cuando Chloé fue comprado-por Dunhill Holdings (ahora Compagnie Financière Richemont Group).
Se llama Chloé porque es un apelativo común, que suena bien y que remite a la mitología. Su fundadora prefirió usar el nombre de una amiga porque el suyo no sonaba ni tan francés ni tan refinado. Ahora, con 92 años, Gaby Aghion va a recibir la medalla de la Legión de Honor y su nombre, por fin, va a quedar ligado a la historia de una marca que revolucionó la forma de concebir la moda en las décadas centrales del siglo XX.
El año pasado la firma cumplía 60 años y lo celebraba con una exposición, Chloé Attitudes, en la que se repasaban sus principales hitos. Seis décadas en las que la casa ha cambiado de diseñador en numerosas ocasiones, de dueño (actualmente pertenece al grupo Richemont) y de estrategia comercial pero que, sin embargo, conserva la misma actitud que le imprimió aquella inmigrante egipcia que no comulgaba con el estilo imperante durante los años de la posguerra. Cualquier creación actual de Chloé evoca a su fundadora. Y eso es algo que, a día de hoy, se puede decir de muy pocas marcas:
1. La comodidad es un lujo: en pleno apogeo de esa silueta de cintura estrechísima y falda con volumen que Dior llamó New Look y durante los años en los que se recuperaba el valor y la relevancia de las casas de Costura, Aghion creyó que la belleza de las prendas no tenía que estar forzosamente ligada al artificio que ambos imponían. Cansada de ver que el arquetipo femenino de la época tenía los rasgos de una señora enfundada en complejos vestidos decidió, como hiciera Chanel en su momento, diseñar prendas fluídas y funcionales. Utilizaba materiales lujosos como la seda, importaba tejidos de su país natal y creaba vestidos inspirados en aquellos que lucían las flappers durante los años 20. Así nació la idea de que la comodidad puede ser también un lujo, algo que en Europa aún no había quedado demostrado.
Pero, sobre todo, nació el prèt-à-porter, un modelo de negocio que fabricaba en serie, buscaba un público más joven al acostumbrado y aportaba las mismas dosis de diseño e innovación que cualquier creación confeccionada de forma artesanal. Yves Saint Laurent o Sonia Rykiel no tardarían en sumarse a un esquema que actualmente domina la forma de concebir la moda.

Blusa y vestido diseñada en 1960 por Gaby Aghion.

El Violin Dress, un diseño de 1983 de Karl Lagerfeld.
3. El joven Lagerfeld: Aghion pronto dejó de tener el control absoluto del diseño de la marca, y siete años después de haberla creado decidió cederle el puesto a Maxime de la Falaise, pero quizá una de sus mejores decisiones haya sido confiar en el talento de Karl Lagerfeld. En aquel momento, el alemán diseñaba también para Fendi (marca a la que sigue ligado) pero cuando en 1966 tomó las riendas de Chloé, la firma pasó de enseña local a referente de la sofisticación global. Experimentó con diseños y estampados, profundizó en esa idea de la elegancia rebelde que marcó sus inicios, lanzó fragancias y se dio a conocer mediante campañas que retrataban a las modelos más emblemáticas de la época. Lagerfeld se alió con el ilustrador Antonio López, uno de sus amigos más fieles, para asociar sus creaciones al círculo artístico del que procedían e inició en Chloé el largo idilio con algunas de sus musas más conocidas, como Anna Piaggi o Ines de la Fressange. Allí pudo, por fin, dar rienda suelta a su carisma y alcanzar las cotas de celebridad que tanto ansiaba. De no ser por este trabajo, quizá nunca hubiera llegado a ser el director creativo de Chanel.

La camiseta de la piña que popularizó Stella McCartney de la colección primavera/verano 2001.

El bolso Paddington que diseñó Phoebe Philo en 2005, uno de los más deseados.
Capa y short diseñada por Hannah MacGibbon en la colección otoño/invierno 2009.

Vestido Primavera/Verano de la colección 2012 de Clare Waight Keller.
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