viernes, 21 de febrero de 2014
sábado, 1 de febrero de 2014
CAFECOSTURA
Una nueva alternativa para la costura
¿QUÉ ES TETÉ CAFÉCOSTURA?
Hazlo tú mismo - Inténtalo
Es un nuevo concepto creativo situado en el Barrio de Las Letras de Madrid.
EL SOCIAL COUTURE está abierto a todo tipo de ideas e ilusiones.
Tenen cursos que se ofrecen cada semana o mes para aprender o mejorar las tecnicas de costura o tejido...
Tambien tienen a la venta una colección propia de ropa Vintage y Upcycling porque les gusta experimentar.
Periodicamente, diseñadores de todo tipo estan invitados a transmitir y compartir su mundo realizando workshops enseñando su universo creativo.
No es diferente a un cibercafé, todo el mundo tiene la oportunidad de alquilar una máquina de coser por horas o bonos por días, con la máquina lista para su uso.
Teté CaféCostura se dirige a todos aquellos que quieran aprender, crear, transformar, perfeccionar y reciclar sus armarios. Sin olvidar a aquellos que no tienen la suerte de tener una máquina de coser en su casa.
Teté CaféCostura es la plataforma ideal para lograr deseos y proyectos de todo tipo:
coser un dobladillo, transformar un pantalón o blusa, aprender los conceptos básicos de la costura y - ¿por qué no?- realizar tu propia creación.
Tiene el espíritu de un taller colectivo con un salón de té decorado con muebles antiguos y personalizados para hablar de todo o de nada tomando un té o café.
Bienvenido a un lugar de descubrimiento de la ética DIY

Dirección: Calle San Pedro, 7, 28014 Madrid
Teléfono:913 60 00 19
www.tetecafecostura.com/
Horario:
Lunes | Cerrado |
Martes | 11:00–14:00, 17:00–21:00 |
Miércoles | 11:00–14:00, 17:00–21:00 |
Jueves | 11:00–14:00, 17:00–21:00 |
Viernes | 11:00–14:00, 17:00–21:00 |
Sábado | 11:00–14:00, 17:00–21:00 |
Domingo | 11:00–14:00 |
De Alta Costura a Prêt-à-Porter. De Prêt-à-Porter a Prêt-à-Couture
En un momento en el que la producción se globaliza, en el que parece que la influencia de la cultura capitalista se hace más evidente, se oyen ecos de una respuesta contraria a esta globalización económica, cultural y productiva. La sociedad no quiere verse envuelta en esta homogeneidad, reclamando un papel de identidad que la diferencie del resto. La conciencia democrática empieza a evolucionar, la sociedad no quiere que se respete la opinión mayoritaria o una imposición autoritaria expresada en una mayoría. La democracia empieza a flexibilizarse, en un mismo patrón pueden encontrarse distintas identidades, distintos pensamientos, distintas culturas.
Recordemos la arquitectura internacional, con una estética global y totalizadora. Aquella arquitectura se exponía como un axioma universal incuestionable, pero cuando se somete a un análisis respecto al fenómeno contemporáneo de sostenibilidad, esta supuesta verdad se convierte en un pensamiento puramente banal e incluso falaz, por insostenible. En un intento de ruptura por los errores pasados, arrastró a civilizaciones que no debían haber asumido este tipo de arquitectura, por no considerar las condiciones climáticas de la zona donde se asienta y por no considerar el uso de materiales autóctonos de la zona, en favor del uso de materiales menos resistentes y duraderos, traídos de otros países, con el consiguiente aumento de costes en transporte y un aumento de la contaminación debida a éste.
La materia prima se trae de allí, la estética de allá, se ensamblan ahí y se colocan aquí. La obra de arquitectura se convierte, por tanto, en un objeto autista desvinculado del lugar. La arquitectura evoluciona de un proceso de construcción a otro de producción en cadena, repitiendo el mismo patrón en lugares y culturas muy diferentes. Algunas personas creen que pronto se empezará a diseñar arquitectura en países desarrollados, a fabricarse en países subdesarrollados y a ubicarse en cualquier parte del mundo. La arquitectura empezará a producirse como la moda.
Analicemos, primero, los procesos de producción de la industria textil.
La moda se fabrica en países subdesarrollados y se vende en países desarrollados. La moda empieza a globalizarse. Aquí es donde la moda se revela contra una lógica capitalista. La moda expresa el espíritu del tiempo y es uno de los indicios más inmediatos de los cambios sociales, políticos y culturales. No debemos olvidar que la moda es un fenómeno reciente que puede entrelazarse con el fenómeno contemporáneo de sostenibilidad.
La moda nace en el siglo XVIII en Francia, cuando las clases sociales más altas se vistieron à la mode, es decir, según el gusto francés. Con las nuevas tendencias económico-sociales, la burguesía tuvo la posibilidad de acceder al consumo de géneros de vestir, hasta ese momento exclusivos del restringido grupo aristocrático.
Lo que produce la extensión de la moda a otras clases sociales es un cambio en la producción. Entender la producción textil supone entender una parte del proceso sostenible.
La industria textil evoluciona primero de Alta Costura a Prêt-à-Porter.
La Alta Costura se basaba fundamentalmente en una producción enfocada más al lujo, a lo exclusivo, a las sociedades con una economía pudiente y pujante que les diferenciase del resto de sus semejantes y que influyese de cierta manera en la forma de vestir de la época, mientras que el Prêt-à-Porter significa literalmente «listo para llevar». Es la moda actual que se ve a diario en la calle. Consiste en una producción seriada de moda con patrones que se repiten en función de la demanda.[1]
De la exclusividad que suponía la Alta Costura se pasa al acceso a la moda de una mayor parte de la sociedad, debido a una producción más eficiente y más económica. La figura del sastre tiende a desaparecer. El individuo compra en relación a un estándar tallas de acuerdo a su tamaño. El consumo de mano de obra se reduce. El desaprovechamiento de material también se reduce. La moda por tanto llega a más gente.
¿Pero qué ocurre cuando la producción se globaliza? Que la identidad y la distinción social desaparecen. Se produce la réplica, lo que se llama democratización de la moda, en la que las empresas textiles efectúan estudios de mercado con la intención de satisfacer las demandas de la mayoría de la población, con lo que la moda se convierte en una estética mayoritaria impuesta a un grupo minoritario.
La democratización y globalización de la moda han provocado que surja una nueva vía de hacer moda: el Prêt-à-Couture.
El Prêt-à-Couture trata de velar por los intereses de los consumidores, que no quieren verse vestidos igual que miles de personas pero tampoco pueden o quieren pagar fortunas por un traje a medida. Así el cliente que quiere comprarse un traje puede elegir entre varios tipos de botonadura, solapas, cierres de manga o largos de chaqueta. Esta vía es la mejor manera de renovar el armario sin pagar grandes sumas de dinero. Esta forma de producir moda es más sostenible que la Alta Costura o el Prêt-à-Porter, por integrar identidad del individuo, economía, eficiencia material, reciclabilidad y reutilización textil, ya que la prenda no se origina como una vestimenta acabada, sino como inacabada. Acordémonos de la democracia flexible anteriormente citada, en la que el individuo, en un intento de identidad, añade piezas que le dotan de una identidad única y diferenciada del resto, pudiendo cambiar y añadir elementos no sólo ya en el momento de comprarla, sino a lo largo de la vida útil de la prenda.
El ejemplo más característico de esta forma de producir moda son las diseñadoras Carolina Azcona y Miriam Cobo, cuya firma Vacas Flacas puede considerarse como Prêt-à-Couture. Ellas someten la Alta Costura a un cuestiona miento sostenible y radicalizan sus resultados. Su filosofía se deriva de una preocupación medioambiental. Aprovechan lo que se tiraría, aprovechando los excedentes de stocks producidos por elPrêt-à-Porter. Para ellas el máximo lujo sería fabricar a partir de prendas antiguas de Chanel. Reciclar Alta Costura. Su proceso de fabricación no está basado en un patrón cerrado sino en un patrón flexible, ya que al utilizar excedentes de stocks, restos de serie o saldos de mercadillo, nunca pueden planificar el producto final. Los materiales marcan el producto, ajenos a la moda convencional. Reciclan materiales como servilletas y manteles, guantes, cremalleras, bufandas, trapos de polvo, y un largo etcétera. (Domínguez, 1999).
Por tanto, el Prêt-à-Couture se convierte en el ejemplo a seguir para producir una arquitectura más sostenible; más eficaz y menos contaminante. Una arquitectura que no se base en la réplica, sino en un patrón flexible, una vivienda a la que se le podrán ir añadiendo objetos que la diferencie de otras de otros lugares. Al concebir la vivienda como un patrón flexible al que se le van añadiendo objetos sostenibles, la vivienda se reconfigura, en cualquier momento, atendiendo a unas circunstancias que le son propias: el incremento de la familia, el aumento del consumo energético, el fenómeno del cambio climático o la diferencia de temperatura entre noche y día, pueden originar la aparición de nuevos artefactos que se van adosando a la vivienda.
http://habitat.aq.upm.es/boletin/n38/ajmil.html
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